La iglesia es el elemento más importante de un monasterio. Los monjes tenían que bajar ocho veces al día a la iglesia, las llamadas horas canónicas, para rezar y alabar a Dios. En ocasiones, los monjes podían saltarse alguna de esas horas y rezar desde el lugar en donde se encontrasen, pero había tres momentos que corresponden a las horas mayores: maitines (antes del amanecer), los laudes (al amanecer) y las vísperas (tras la puesta del sol), en los cuales los monjes sí que debían estar presentes en la iglesia. La manera habitual de alabar al señor era recitar o cantar salmos y oraciones, ejemplificado en el famoso canto gregoriano, aunque no todos los monasterios lo desarrollaban de esta manera. Podemos imaginar que entre los muros de la iglesia resonaron durante siglos los rezos y cánticos de la comunidad premostratense que ocupó el monasterio de Santa María la Real. Tras la desamortización, el templo dejó de utilizarse para el culto y estuvo casi cien años abandonado.
La iglesia presenta una típica planta medieval que consta de tres naves, crucero y tres ábsides. Podemos decir que la iglesia estaba perfectamente estructurada. Los ábsides eran los espacios reservados a la divinidad. El presbiterio, colocado a continuación del anterior, era el espacio reservado al sacerdote, al que podemos considerar el intermediario entre la comunidad religiosa y la divinidad. El coro, generalmente situado junto a la cabecera, era el lugar destinado para los monjes del monasterio. Finalmente estaban las naves, utilizadas como el lugar destinado al resto de la comunidad religiosa o público general.
La iglesia se construyó, en origen, en estilo románico, en el siglo XII. Pero fue reformada y ampliada en diferentes fases constructivas que nos llevan desde el estilo gótico (siglos XIII y XIV) hasta el barroco (siglo XVII).
Os hemos dicho que en la iglesia se cantaba, pero no era el único lugar del monasterio donde se llevaba a cabo esta actividad, también en el comedor del monasterio el hermano lector o semanero, ya que era sustituido cada semana, se subía a un púlpito para recitar. Te retamos a que encuentres esta sala y averigües cuál es el nombre por la que se la conoce.